Leica Format, de Daša Drndić, el mosaico de la nueva Croacia

En estos tiempos en los que el horror está instalado en Ucrania uno espera sin ambages que esta desolación y esta violencia acaben lo antes posible. Ojalá el botón de ‘Publicar’ que tengo a centímetros de estas líneas sirviera para que nada hubiera pasado. Pero las cosas no son tan sencillas, claro. Por eso hay otra cuestión igualmente preocupante: el qué pasará el día después, ese futuro que hoy se presenta entre brumas que esconden una realidad, la de tener que reconstruir lo que hoy yace por los suelos, tanto material como sentimentalmente.

La cuestión no es leve. Hay territorios cuyos conflictos cercanos nos quedan más o menos próximos en el tiempo. Uno de ellos ocurrió en los Balcanes, en la violenta desintegración de lo que un día llamamos Yugoslavia. Hoy aquellas tierras han resurgido con mayor o menor éxito de las cenizas que sembró su cruenta guerra pero las cicatrices horadan el terreno aún hoy. Desde la perspectiva de un español medio, conocer esas particularidades es complicado, por eso la obra de los escritores locales ayuda a, cuanto menos, hacerse una idea de lo que se respira hoy por hoy en la zona.

La escritora en este caso se llama Daša Drndić (Zagreb, 1946-Rijeka, 2018). Se trata de una de las más reconocidas fuera de Croacia y, por su trayectoria formativa y profesional en Belgrado, una figura más que autorizada para entender el devenir de estos países y de la memoria colectiva que subyace en el día a día de esta época.

El motivo de hablar aquí de Drndić aquí es la lectura de Leica Format (automática editorial, 2021), un libro en el que se configura una especie de tapiz cuya materia prima se compone de las vivencias y sensaciones reales de la escritoria pero, igualmente, de una vertiente ficticia y de breves inserciones de la obra de terceros. Todo ello acaba conformando un mosaico o, atendiendo al nombre del libro, una sucesión de estampas que bien pudieran ser fotografías instantáneas que ora se centran en un detalle, ora en la vida de alguien. Pero que, irremediablemente, suceden en el pasado y presente de Rijeka, la ciudad que, en el fondo, es el gran personaje de la novela.

Buscar Rijeka en Google es querer ir. Edificios monumentales, un puerto que mira a un Adriático de colores turquesas, islas con encanto alrededor… no obstante, la mirada de la autora profundiza a través de gentes del ayer cuyas andanzas se enlazan con las del hoy para tocarse o, cuando menos, quedarse “obligados a quedarse solo cerca”, como reza la solapa. El caso es que Drndić siempre implanta en las aventuras y desventuras de sus personajes esas resonancias urbanas en las que las pulsiones del hoy vienen dadas como una herencia de un pasado turbulento. Y ya no solo la evidencia de la guerra reciente sino de la influencia de la próxima Italia, los ecos de la II Guerra Mundial y, aún más allá, de la convivencia con el imperio Austro-Húngaro.

Por todo ello, Leica Format puede considerarse un álbum con un sentido global que, sin embargo, llega a desconcertar en la distancia corta por lo errático de su desarrollo. Hay saltos temporales, de ubicación, de personajes e, igualmente, de opiniones de quien firma la obra. Solo a medida que nos aproximamos al final va quedando en el lector el poso de la convivencia con las protagonistas.

El alcance es profundo y se nutre, en muchas ocasiones, de los matices lingüísticos que remarcan las diferencias regionales del extinto país que fue. Pero es también un balcón abierto hacia el carácter de sus gentes, a sus pulsiones y, en ocasiones, a sus resignadas existencias, no exentas de amargura igualmente. Hay un tono precisamente de eso, de resignado abandono a lo que es… porque es así. Un anhelo de algo que también se presenta un tanto indeterminado y que parece un nexo entre las historias que se presentan.

Leica Format es eso, un “caleidoscopio”, apunta la propia editorial, en el que la geometría de la vida es tan particular como si precisamente en ese catálogo de peripecias se encontrara la huella dactilar de la historia que les alumbra, incluso los episodios más oscuros que uno pueda imaginar.

De Daša Drndić se dice que “su trabajo ganó gran reconocimiento por representar las atrocidades del siglo XX, con una  escritura brutal y hermosa al mismo tiempo. Su obra siempre giró en torno a la memoria, entremezclando de forma magistral hechos reales documentados con ficción”, según la editorial. Son cualidades que están más que presentes en esta obra que, pese al aparente vaivén de sus letras, acaban cuajando un conjunto que se pega al estómago cual puño y tras el que también el lector puede decir, con un mínimo de propiedad, que ha palpado un poco del aire añejo y actual de esta ciudad croata que, a la luz de quien la respiró, nunca será otra cosa que ella misma.

Al margen del trabajo de Drndic, me gustaría hacer una mención sobre el gran trabajo de traducción que hay detrás de la novela. Corre a cargo de Juan Cristóbal Díaz. Reconozco que una de las sorpresas más grandes que he tenido al leer el libro ha sido el inmenso catálogo de nuevas palabras que me iba encontrando, algo que imagino no es nada sencillo dado que, precisamente, una de las cosas que tienen estas páginas es esa variedad de matices lingüísticos que se van generando por el camino. Un excelente detalle que suma a la sobresaliente edición de automática editorial.


Daša Drndić, Leica Format, trad. Juan Cristóbal Díaz, automática editorial, 2021
Aquí pueden leer las primeras páginas (enlace de la editorial)

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