Pedro González, la voz del ciclismo español

No quería -no quiero- que el paseo por las voces de este gramófomo personal se transforme en una sucesión de epitafios y panegíricos, pero es de justicia reconocer que, como estos personajes se quedaron anclados en mi memoria desde pequeño, y de eso hace tiempo ya, el tiempo no juega a favor, realmente. Llámenlo nostalgia.

Para hoy, con el Tour de Francia recién puesto en marcha, pensaba en Pedro González. Puede que, más allá del entorno del ciclismo, haya a quien le cueste ubicarle; ciertamente un nombre tan común no ayuda demasiado. Y aunque esto vaya de voces, esta vez me va a ayudar su cara o, mejor dicho, su bigotón, tan característico. Lo vimos pocas veces el rostro pero siempre en escenas de gloria y siempre para sorprendernos con ese mostacho a la altura del de Paco Lobatón, por ejemplo.

Y es que Pedro González es la voz de los éxitos de Perico Delgado -la memoria ya no va más atrás en este asunto- o de Miguel Induráin. Cuando eres un niño y te pirra el deporte y trasladar las batallas ciclistas a las chapas, e incluso ya se adivinan en uno los primeros brotes de una vocación periodística en ciernes, también tomas buena nota de esas personas ‘invisibles’ que narraban partidos de fútbol, de tenis, de balonmano, baloncesto o, como es el caso que nos ocupa, de ciclismo.

Esto va un poco por todos ellos, algunos de los cuales nos han dejado en los últimos años. Andrés Montes, por ejemplo, al que le reconozco la gracia y el carisma, que enmascaraba su profundo conocimiento de baloncesto; o los «a la madeeeera» de Luis Miguel López, o Ramón Trecet en esas noches ochenteras de NBA. O la voz de Juan Manuel Gozalo, que se apagó en Radio Marca. Se echan en falta mujeres en la lista pero, aún así, es difícil no hablar de Paloma del Río, por ejemplo, quien nos convertía, solo con un minuto de escuchar sus comentarios, en los mayores aficionados de la gimnasia.

Pero quiero volver con Pedro. Parece mentira que hayan pasado ya casi ¡20 años! de su fallecimiento. Casi tantos como los que estuvo en TVE narrando todas las pruebas ciclistas que cubría la cadena pública, que coincidió con los triunfos de Perico y de Induráin. Su voz le puso la salsa a las maratonianas etapas que abundaban por aquellos tiempos e incluso motivó aventuras que hoy parecen cotidianas, como las durísimas subidas a puertos eléctricos como el asturiano Angliru, cuyas primeras llegadas fueron uno de los hitos que acompañó su voz, como esta en la que ganó el Chava Jiménez, otro de los que echaremos de menos.

González era asturiano y lo llevó muy a gala siempre. Nació en Oviedo, en 1951, y pronto sintió la llamada del Periodismo, para lo que se trasladó a Madrid, donde estudió y comenzó haciendo sus pinitos en medios, en este caso en Radio Nacional, donde permaneció más de una década. Posteriormente llegaría a TVE donde, además del ciclismo, también dedicó tiempo al fútbol: en 1994, por ejemplo, ‘sacrificó’ el Tour por el Mundial de Estados Unidos.

En los años posteriores aún le daría para contar más triunfos del ciclismo español y uno de los momentos inolvidables: el de la retirada de Induráin, uno de los instantes que se quedaron grabados en la retina de una generación y que ponía punto y final a la carrera del navarro.

Pero incluso más allá de estos momentos objetivos en los que se puede resumir el deporte (victoria, empate o derrota), la voz de Pedro González es nostalgia, y recuerdo. El periodista falleció durante la primera noche del año 2000: su corazón dijo basta y el mundo de las dos ruedas se quedó huérfano.

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