La fotografía es una manera de coleccionar imágenes. Lo sugería Susan Sontag en su ensayo Sobre la fotografía, tan recomendable como actual. Aun publicado en 1982, algunos de sus argumentos giraban ya en torno a la saturación de imágenes a la que una persona cualquiera estaba expuesta en su vida diaria. De aquella situación, que sin embargo, apenas era una ligera intuición de lo que hoy vivimos con las posibilidades digitales, le dio a Sontag la idea de que quien aprieta el disparador de una cámara capta una escena que inmediatamente hace suya y conforma su propia colección.
Esta pincelada de esa más que interesante lectura es una de las reflexiones a propósito de la exposición del británico Cecil Beaton (1904-1980) que este verano ocupa la Fundación Canal. Y es que su archivo, al menos el que se ofrece en la sala, invita al espectador a asomarse a un nutrido conjunto de personajes públicos de todos los ámbitos que se regalan ante el objetivo del fotógrafo sin que quede claro si nosotros, por el simple hecho de estar delante de estas fotos, estamos violando un contrato de confidencialidad. Como si nos hubiéramos colado en casa del fotógrafo y hubiéramos abierto un baúl y empezáramos a cotillear.

Actores, aristócratas o incluso realeza. Su objetivo captó e hizo suya el aura de décadas de rostros que todos habían visto y verían millones de veces en el cine o en el papel cuché, pero a las que él les encontró un ángulo o una pose diferente para su propia colección, para hacerlas suyas, para hacerlas aún más exclusivas y personales.
Puede que la fotografía de retrato sea la más compleja. En realidad no debería, ¿no? Se coloca al modelo y se hace la toma. Y sin embargo, cuánta planificación, estudio, intención y paciencia son necesarias para lograr el resultado ansiado. La exposición ‘Mitos del Siglo XX’ incluye 116 trabajos de pura filosofía fotográfica.

Al margen de los nombres legendarios con los que cruzaremos la mirada en la sala, la muestra es un catálogo de opciones para el aspirante a retratista. Beaton ofrece en su colección muestras de varias décadas, en las que va plasmando la evolución de su estilo. Tenía ventaja. Hombre polifacético, era un notable ilustrador, escribía e incluso destacó como escenógrafo y diseñador de vestuario en Hollywood, labores por las que incluso ganó tres Oscar: uno en 1957, por su concurso en Gigi; y dos en 1964 en reconocimiento a su labor en My fair lady.
Beaton supo aprovechar ese trabajo para sus fotos, de tal modo que dotaba a sus sesiones de recursos de esas escenografías para elaborar y contextualizar sus instantáneas. Era una manera de enmarcar antes de tiempo el resultado final. Con ellas, además, podía jugar con los gestos y expresiones de sus retratados, colocándolos en situaciones similares a las de las películas… o no.

La parte dedicada al cine es, sin duda, la más representativa de la exhibición. Seguramente también porque si uno piensa en las estrellas del celuloide del siglo XX, casi todas las que abarcó su vida están en sus negativos. Pero su obturador no se conformó con este ámbito. Muy relacionado están sus trabajos en el campo del arte y de la música, en el que hizo suyos los rostros de gente tan variopinta como Picasso, Dalí, Andy Warhol o Mick Jagger.
En el plano institucional, los nombres de su catálogo impresionan casi aún más. Tuvo la oportunidad de tener ante su objetivo a infinidad de grandes políticos y conocidos aristócratas, compatriotas pero también españoles. Como curiosidad, está la difunta duquesa de Alba en sus años mozos, por ejemplo. Subiendo un nivel o dos, entre sus entregas más reconocidas está la de la coronación de la reina Isabel II. Beaton se convirtió en una especie de fotógrafo de cámara de la realeza británica: suya es, por ejemplo, la primera imagen del príncipe Carlos recién nacido. Y no solo por cubrir tan magno evento sino por sus seguimiento de la vida de la familia que domina el Reino Unido.
que maravilla de foto la de audrey hepburn y eso que esta no me despierta demasiadas simpatias
Sí, hay retratos que merecen mucho la pena. Y con ella en concreto, además, el fotógrafo tuvo la ocasión de retratarla recurrentemente y es una serie excelente. Gracias por el comentario!