«Obviamente estoy en el campo en cada partido del Mojea así que, respondiendo a tu pregunta, sí, obviamente sí sé lo que se siente en las gradas y no, no me es ajena la situación del equipo. Leo la prensa además, ¿sabes? Por supuesto que la clasificación es mala y que necesitamos mejorar en todas las líneas, pero coincidiremos en que ni la suerte nos está ayudando ni la afición está teniendo mucha paciencia. El nuestro es un proyecto a medio-largo plazo y, quien busque resultados inmediatos, tiene muchas oportunidades para decepcionarse».
Pues como ven, tensión, dentro del club, que no ha comenzado nada bien la temporada, perdiendo los tres primeros partidos y descolgándose de la lucha por la Liga a las primeras de cambio. Un objetivo que, aunque el manager del equipo lo niegue ahora, las hemerotecas recuerdan que es algo que salió de su boca de forma grandilocuente y reiterada durante el verano. Nuestras fuentes nos aseguran que no solo los socios están perdiendo la paciencia… informaremos.
Ser presidente del club no es sencillo. La afición es fiel pero la prensa… ¡ay, la prensa! Y todo depende de que el balón entre en la portería o no; si al menos tuviéramos unos delanteros en condiciones… en el PC Fútbol parecía más sencillo…
Ya, pero esto no es PC Fútbol, ni el Hattrick, aunque el espíritu sea el mismo y el ratón y la pantalla se hayan transformado en cartón y madera. Llamémosle por su nombre, que el invento se denomina ‘Time of Soccer‘, parido por Antonio Becerra ‘Lipschitzz’, un jugón futbolero que plasma un ámbito inédito hasta ahora en cuanto al balompié sobre la mesa: el de gestionar un club. Como el abuelo del ordenador, decíamos. Tomando como partido un equipo con mucho jugador aficionado y alguno que otro prometedor, el fin es hacerlo crecer lo suficiente como para ganar títulos, ser el más popular y mantener una economía saneada. Casi ná.
De primeras, los tableros abruman. Tanto el común como el personal son verdaderamente bonitos -y muy grandes- pero la profusión de símbolos, números y contadores intimida. La preparación también es un tanto farragosa. Lo sencillo que resulta el flujo de juego disipa posteriormente esta sensación y permite evitar la parálisis que suelen dar los inicios que ofrecen tantas opciones. El ‘qué hacer ahora’ va señalado por un calendario-programa que marca los tiempos y desplaza la mirada de una zona a otra del tablero a lo largo de la semana, así que nada de agobios.

Básicamente, en ‘Time of Soccer‘ hay dos grandes entornos en los que progresar. El primero es el de los despachos. Todo lo que atañe a contratación y gestión de recursos se produce en la parte izquierda, que simula las calles de una ciudad. En la misma, cada manzana está ocupada por unas losetas dispuestas al azar que hacen las veces de mercado. En ellas, accesibles a todos los jugadores, están todos los elementos, esto es, jugadores, entrenadores, contratos publicitarios o televisivos, distinto personal del club o hasta la posibilidad de negociar amistosos o vender futbolistas. Moverse y fichar es la base del juego. Para ello tenemos que mover el coche del club, que está en las calles, hasta aquello que queramos adquirir. Y si hay que pagarlo, pues se paga, tirando de talonario.
Que la mecánica está muy bien engrasada se comprueba en lo interrelacionados que están todos los aspectos. Como sea que los empleados que empiezan la temporada son muy básicos, al invertir en mejorarlos también se gana en posibilidades de conseguir más dinero, mejores fichajes y mayor potencia como club.
El jugador ante el mercado: ¿qué hacer, dónde ir, por dónde empezar? | Foto: BGG
Cada cual hace lo suyo de forma ordenada, en momentos muy concretos de las jornadas. Por ejemplo, el ojeador nos marca el número de calles que se moverá el coche; puede que sea el menos importante de primeras pero tener un vehículo más dinámico permite ahorrar turnos en viajar de un lado a otro y acceder a losetas que puedan aislarse a medida que el mercado se vacía y no estén tan a tiro con la movilidad inicial. Contratar a un buen ‘community manager’ es muy importante para el club porque cuanta más capacidad tenga de empatizar con los aficionados más popular será el club, más socios habrá y más dinero conseguiremos… es triste, sí, que al final todo se reduzca a eso pero si se le puede sacar rendimiento incluso a las derrotas, mejor que mejor, ¿no? Miren, si no, el agobio que tiene el Mojea en estos momentos…

El secretario técnico, por su parte, tiene dos funciones. Con sus dotes de negociación nos permite vender a un futbolista al mejor precio posible. También, con él podemos ‘forzar’ losetas. Resulta interesante que, para acceder a una ficha, el coche debe acceder a su parking por la entrada correspondiente, lo que varía según el tipo. Pues bien, si resulta que no vamos a llegar al mismo, el secretario técnico puede hacer que, mediante un pago extra podamos hacernos con el fichaje en cuestión (o lo que sea, vaya).
Excepto para los amistosos, que darán sus rendimientos y penalizaciones llegado el momento, el resto de posibilidades implican una gestión económica. Al margen del pago del fichaje, debe ajustarse el balance del club que aparece en el tablero personal, equilibrándolo entre los sueldos, los contratos y los beneficios por aficionados. El número que marque será el dinero que nos dará la banca cada lunes.
El otro ámbito de ‘Time of Soccer‘, ya se lo imaginan, es la gestión deportiva pura y dura que afecta directamente a lo que sucede sobre el pasto. Mirada al tablero personal en este momento. Básicamente es un campo de fútbol (medio, mejor dicho) en el que están prefijadas las posiciones del equipo. De partida puede que haya hasta cuatro futbolistas a nuestra disposición (depende del número de jugadores) pero estos son muy básicos y lo ideal es irlos sustituyendo, aunque es peor aún tener la posición vacía porque, además de que supone perder puntos de victoria al final, debilita al equipo al entenderse que son posiciones ocupadas por juveniles.

El modo en el que se resuelven los partidos es ingenioso y sencillo aunque el cálculo previo supone la mayor exigencia de ‘ToS‘, aunque para los más perezosos hay una aplicación que lleva las cuentas por nosotros, muy muy útil. Sin entrar en pormenores, la tarea es calcular los puntos que tienen tanto el ataque como la defensa. El entrenador marca cuántos jugadores computan para uno u otro. Y entonces sí, a sumar. Se tiene en cuenta lo que cada futbolista aporta en la demarcación en la que juega; se le suman los posibles extras que surgen de la conexión de símbolos entre ellos; y también, los bonus que otorgan los entrenadores (se pueden tener hasta tres). Y el total de cada aspecto, calculado de este modo, se marca en el track que rodea al campo de fútbol del tablero principal, lo que da el nivel ofensivo y defensivo con el que el equipo afronta el encuentro. Lo explicado anteriormente es lo más complejo porque cualquier incorporación de un futbolista o técnico, y hasta un cambio de posición, obliga a revisar los números convirtiendo la tarea en un sesudo puzle para alcanzar el mayor nivel posible.
Respecto al partido en sí, no esperen gran cosa, ya que todo se resuelve en cuatro tiradas de dados. Las dos primeras para dilucidar el tanteo del equipo visitante; las otras, para el local. Para atacar se lanzan seis dados; para defender, cinco. Se cuenta el número de «impactos» (no me gusta nada esa palabra en este juego), esto es, los 5 y los 6, y con ese resultado acudimos al track del nivel del ataque para ver cuántos tiros a puerta se han producido. El que defiende tira entonces cinco dados y aplica el mismo procedimiento aunque en su caso, para absorber los tiros debe traducir los ‘impactos’ logrados a su nivel de defensa. La resta entre lo uno y lo otro son los goles. A continuación se repite el proceso para el ataque local, y listo. Es bastante más fácil de lo que parece y el sistema favorecerá por una cuestión estadística a los equipos más fuertes, como debe ser, pero claro, temático temático no es que sea demasiado. Bueno, tampoco era la pretensión, claro, que para echar el partido tenemos ya el ‘Soccer City‘. Para simular los choques entre equipos neutrales la cosa es mucho más rápida si cabe. El club más fuerte tira una cierta cantidad de dados (variable, según la dificultad de la partida) y compara el más alto con el único dado que tira el más débil. No se estrujen mucho la cabeza: el guarismo más alto, gana; a igualdad, empate. Cortita, y al pie, como el mismo deporte: mientras la pelotita entre, todo irá bien. Fácil. Y divertido.
Es un juego emocionante. Tanto cuando he perdido como cuando he ganado he sentido una implicación significativa con mi equipo, mis jugadores y mis empleados. Me he estrujado la cabeza pensando qué podría mejorar el nivel, qué necesitaba en cada momento y he tenido que planificar muy bien las cosas para lograrlo… o no. La dificultad escala muy bien, además. El nivel aconsejado para empezar está muy bien para empezar y la cosa promete ser un reto considerable en mayores escalas. Puede que también la influencia de la suerte. Es un punto peliagudo. Hay muchas tiradas de dados, muchísimas, lo cual no es necesariamente malo por aquello de que la estadística indica que tenderán a compensarse. Y además, esto es lo importante, en la resolución de partidos el azar es importante pero como la suerte es para quien se la trabaja, lo que realmente sesga los resultados será el nivel de cada contendiente, que puede convertir una aparente mala tirada en una cifra imbatible para el rival. Solo si no hay mucha diferencia entre ellos se puede decir que sí se está vendido ante la fortuna. Algo parecido ocurre en la realidad: el Real Madrid tiene jugadores que, con poco, pueden decidir un partido y aún así, pueden errar; mientras que otro cualquiera necesita un extra para derrotarlo. Es fútbol.

Por la forma de cerrar mi última partida pienso también que este es de esa clase de juegos que exigen un tercer tiempo, o una moviola en la que comentar las jugadas y los momentos de una temporada apasionante. Por ejemplo, gané la Liga con un empate ante el segundo clasificado en la última jornada, después de haber desperdiciado mi ataque con cero goles y con una defensa un nivel inferior al de enemigo. Y resistí. Y encima acabé ganando el juego. A las doce de la noche y gritando «oeoeoé»… no me pilla muy cerca la Cibeles.
Lo que peor sabor de boca me ha dejado han sido los turnos muertos de la última semana o dos, cuando el mercado está ya medio vacío y apenas quedan ya jugadores que nutran al equipo. Lo más importante son los futbolistas, no lo olviden. Tampoco me han convencido el tablero y las losetas. Sobre el primero, han bastado apenas unos días para que se encuentre un pelín combado; sobre las fichas, el destroquelado es terrible. Aún haciéndolo con cuidado hay varias que se han levantado. Afortunadamente, a la hora de la verdad todas pasan el reconocimiento médico.
Bonus: Para hacerse una idea de cómo es el juego, para aclarar dudas o simplemente para pasar un buen rato, el propio autor explica el juego con estos vídeos:
2 comentarios en “‘Time of Soccer’ resucita el ‘PC Fútbol’”