Monica Bellucci es bizarra

Ayer los árboles estaban verdes. Hoy los patos callan.

«El helado se derrite». Acabo de escuchar la frase en la película que estoy viendo mientras escribo. No les diré el nombre solo para que no aten cabos acerca del a qué se refieren. Si les digo la verdad, tampoco sé cómo se llama la cinta (más tarde sí lo sabré).

Acaban de matar a un gangster clavándole una zanahoria en el ojo. Es bizarro en el mal sentido, esto es, raro o friki, como prefieran. Sé que ese no es el sentido. Hace meses se viene dando una tímida campaña en favor del verdadero significado de la palabra, que viene a tener, según la R.A.E., dos acepciones: una, la de valiente; la otra: generoso, lúcido, espléndido. Casualmente Monica Bellucci aparece en la película y la miro mientras escribo «espléndido».

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Suena, entretanto, un aviso en el móvil. Llegan mensajes. Yo apuro el café. El protagonista le muestra a un bebé cómo se llaman todas las partes de una pistola; el nene sonríe; Monica también… yo debo tener cara de bobo. El protagonista –Clive Owen– mata a seis o siete terroristas que quieren matarle pero él acaba con ellos no solo sin despeinarse, sino sin sacar su órgano sexual de la señorita Bellucci. Una película rara esta, con gente bizarra, ya ven.

Quiero darle un último sorbo al café pero ni lo que había en la jarra eran panes y peces ni yo soy Jesucristo así que esta noche me acostaré con esa pequeña frustración. No me apetece levantarme de esta silla. Últimamente estoy durmiendo como ya hacía tiempo que no lo hacía. De hecho todo parece haber mejorado. No cantemos victoria aún. Nunca nos lo hemos permitido porque el fútbol es así, no hay rival pequeño, son once contra once y hay que saber ganar y perder siempre.

Iniesta, que aunque (tristemente) no es del Madrid, de ganar sabe mucho, anuncia un móvil con tanta sosería que uno piensa que realmente lo que recomienda es la vuelta al teléfono convencional o, si me apuran, al silbo gomero, del que hablaron hoy en un programa de televisión.

Estoy viendo bastante la televisión estos días. Me muevo poco. Me agobio por ello aunque inmediatamente pienso en la libertad reconquistada y en el placer que proporciona saber que hay tiempo para todo, y más para hacer lo que quiera cuando quiera y como quiera. Y ahora me apetecía esto. En unos días tal vez vuelva a una velada de boxeo, tengo ganas de ver fútbol sala femenino, ir a más exposiciones, la bici la tengo en mente… puedo comer sin sentirme culpable, leer si quiero, tumbarme un rato… me viene a la cabeza que, cuando retome el cómic de los relatos de los ‘Green Lanterns‘, el próximo va sobre una ardilla con anillo de poder.

cliDefinitivamente, esta película es para mayores de 18: mucha sangre, muchos muertos, desmembramientos, más zanahorias asesinas, Monica que coge un autobús… el malo coge un bisturí y Clive atado en una silla. La cuchilla se acerca al ojo… y… entonces… pasa lo que todos esperan pero no de la manera que todos esperan… ¡qué ganas tenía de ver una película así!  O_o

Se llama ‘Shoot’em up‘. Lo digo porque se lo merece. La sucesión de escenas bizarras (y aquí ya lo escribo pretendidamente mal) es lo mejor que te puede pasar un sábado en el que no tienes plan.

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