Roll Camera, el juego para montarte tu propia película

«Doblar el contenido de cafeína en el café que servimos en el catering, rodar escenas sin maquillar a los actores o hacer que aquella escena sea en realidad un flashback. Les llamamos trucos».

El equipo de rodaje


A grandes males, grandes remedios y si hay que tomar algún atajo hacia el éxito, la fama y la gloria, bienvenido sea. ¿Se nos duermen los actores, la gente de atrezzo? ¿El presupuesto nos amenaza? Minucias. Esto es un trabajo para listos.

Alrededor del rodaje de una película hay mucho más que unos actores y un director dando órdenes. Aunque luego veamos en pantalla una acción fluida que sigue un argumento, lo cierto es que hay mucho trabajo detrás que afecta directamente a lo que se ve… y a lo que no se ve: gente que monta escenarios, que maquilla a los protagonistas, que se encarga del sonido, la iluminación, el vestuario; incluso los que montan el catering son importantes. Y hay más, por eso la posibilidad de que algo salga mal se multiplica, más si la producción cuenta con un presupuesto limitado y un calendario que hay que seguir a rajatabla. ¿Mucha presión?

«El encargado del sonido olvidó darle al botón de ‘grabar’, por ejemplo. Otros problemas que nos surgieron fue cuando marketing quiso grabar a los graban las escenas, o cuando el productor se presentó con matones al rodaje para «motivarnos», nos dijo».

Fuente anónima del equipo de rodaje

Hacer equilibrios entre todo lo que rodea la elaboración de una película es de lo que va Roll Camera, un ‘simulador’ de cineasta creado por Malachi Ray Rempen que te pone en la piel de alguna de las principales figuras de una producción para poner todo lo que esté en tu mano para salvar el rodaje. Y no solo eso, sino alcanzar la máxima calidad, porque la premisa principal del juego es rodar todas las escenas previstas (cinco), hacerlo en tiempo y ciñéndose al presupuesto, y alcanzar un nivel que convenza a la crítica, bien por la excelencia de lo que se presenta, bien porque al ser tan malo pase inmediatamente a la categoría de cine cutre de culto. Perdurar, en definitiva, y salir en la próxima edición de las ‘1001 películas que ver antes de morir‘.

Si el punto de partida es peculiar, el desarrollo no lo es menos. Roll Camera es un cooperativo para hasta cinco jugadores (con opción de jugarlo en solitario) en el que cada cual debe aportar lo que pueda para que el proyecto salga adelante. La acción se desarrolla en torno a un tablero central en el que la parte más abstracta, y que más trabajo puede llevar a los jugadores, es la del montaje del set de grabación, que se hace mediante la compra de losetas y la colocación de las mismas. Es un pequeño componente puzle, muy liviano, pero que va a demandar buena coordinación para ejecutar las escenas cuando más convenga y seguir avanzando con el guión.

Para completarlas, que no lo hemos dicho, el juego usa dados. En cada turno se lanzan seis, que vienen a ser como los ‘trabajadores’ que hay que colocar sobre el tablero para ejecutar las acciones. En algunos solo piden uno, en otros crece la cantidad, o te piden caras iguales o un icono específico… en realidad, la mayor dificultad del juego será la de ver la tirada y pensar qué poner dónde, cómo usar qué e incluso si es necesario dejar algún dado ya preparado para el próximo turno.

Volviendo a lo del rodaje, que en el fondo es el corazón de la partida, acabar de montar una escena es lo que ocupa buena parte del tablero. Hay una zona denominada ‘Script’ en la que aparecen los bocetos de cada una para representar. Son, por decirlo de alguna manera, los objetivos inmediatos que hay que ir cumpliendo para llevar a la sala de montaje. Cada esquema tiene un coste determinado y una posible bonificación o penalización en dinero, tiempo o calidad del conjunto. Pero a lo que importa de forma inmediata es atender al esquema que propone para colocar los dados en el set.

Esto es clave porque para ejecutarlo, antes deberemos haber creado las condiciones para grabar en el set y asignar los dados que nos pidan en las mismas posiciones que se muestran. Solo así podremos dar por finalizada una de las cinco escenas que nos piden.

La cosa no será tan sencilla, claro, porque al margen de los recursos limitados, cada turno comienza con imprevistos que salen de un mazo de cartas de problemas. Situaciones como «los actores han practicado gritando tanto que han perdido la voz» o «la llave del camerino se ha caído por una alcantarilla», entre otras situaciones igual de peculiares, se traducen en bloqueo de acciones, de dados o de habilidades personales. Y aunque algunas no molesten mucho según el momento, ir solucionando estas cosas es muy importante para no cerrarse la puerta a opciones que no sabemos cuándo podremos usar.

La peculiaridad es que estos problemas se van acumulando y se ponen en cola. Y quitárselos de encima suele irse encareciendo porque nos piden combinaciones de dados más complejas que, más allá de la suerte que tengamos al lanzarlos, nos limitan el número de cosas que podremos hacer para lo demás. Ver todos los huecos para problemas llenos es dramático y apenas nos da margen para rodar o hacer avances en nuestra cinta, algo que no conviene retrasar porque el planning no concede un respiro.

Para contrarrestar esto y, en general, para avanzar en la dinámica, cada jugador dispone en mano de tres cartas de idea que se pueden jugar en una acción denominada ‘Meeting’. Aunque lo de discutir el plan a seguir es común al resto de cooperativos, esta acción es la única en la que se pueden mostrar nuestras ideas al resto. Cada jugador baja una de sus cartas que piense que puede ayudar en ese momento y de las tres que haya, una se ejecuta, otra se descarta y otra se sitúa en una zona del tablero que se llama ‘Cosas para hacer’, lo que permitirá activarla cuando queramos posteriormente, pagando dados y/o recursos.

Otra de las zonas a las que prestar atención es la que marca de qué manera se va a puntuar al final de la partida. Es divertida porque incluye dos pequeños mazos, uno de la parte superior de la página y otra de la inferior, con dos condiciones diferentes (puede incluso que hasta contradictorias) y el título de la película. Cada personaje tiene en su panel personal la oportunidad para manipular esto de acuerdo a las escenas que aparezcan en la zona del Script. No será un lugar que visitemos con frecuencia pero tampoco habrá que perderle la mirada ya que así podremos anticipar si al final debemos ir por el cum laude o, por el contrario, hacer todo lo posible por arruinar el trabajo y buscar ese delicioso punto en el que el éxito llega de la forma más inesperada.

A los personajes vamos. Hay cinco en la partida: la estrella, el director, el editor, el productor y el director de arte (traducción un poco libre este último). Cada cual tiene tres opciones en su tablero personal. Una es la de manipular las puntuaciones que hemos visto y las otras son particulares que tienen que ver con su profesión. Todas usan dados y aparecen explicadas en la excelentísima hoja de ayuda personalizada que incluye el juego, un primer rasgo del cariño con el que se ha pensado la edición y el énfasis temático que pretende todo el conjunto.

En realidad, todo el material es maravilloso, empezando por la caja, que se dispone en posición vertical y tiene una apertura como si fuera una claqueta. Original y uno de los puntos que más se defendió duranta la campaña de kickstarter en la que vio la luz el juego. Dentro se encuentra un inserto espectacular en el que todo encaja como un guante. El tablero se me ha combado un poco por el almacenamiento en vertical, pero nada que no permita disfrutar de un arte tan limpio y aseado como divertido, con unas ilustraciones súper molonas, de tono comiquero, y que seguro que te van a sacar una sonrisa.

Hace unas semanas se anunció una expansión, The B-Movie, que amplía la cantidad de géneros que toca el juego a las peculiaridades de la serie B. Parece un maridaje llamado a triunfar. Aunque ya la mejor noticia relativa a Roll Camera es que, desde estos primeros compases de octubre, se ha puesto en marcha en paralelo la campaña con la que tener acceso al juego perfectamente traducido al castellano, de la mano de la editorial Salt&Pepper (sí, la de las carteritas).

>>> Puedes seguir la campaña pinchando aquí <<<

Lo de traerlo a nuestro mercado no es poca cosa dado el escaso alcance de la primera campaña del juego y, sobre todo, de la importancia que tiene entender las cartas, no tanto para jugar sino para aprovechar al máximo el potencial del juego montarse una película en casa y en tu cabeza.

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