Un Carabanchel diferente al de los tópicos, en el que todo deslumbra -y más en una mañana soleada y calurosa-, en el que todo huele a nuevo. Los niños juegan al fútbol y los señores mayores pasean por el parque. Los perros quieren ser gatos y vigilan desde las alturas, escuchando el ruido de los motores que buscan Cuatro Vientos.