Un año quemando rueda

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Seguimos haciendo kilómetros; ya van casi dos mil desde que le dimos por primera vez a la llave de contacto de ‘Gran Turismo 6‘ y el motor comenzó a rugir, y las sensaciones se han hecho realidad. ¿Por dónde empezar a transmitírselas? Por la conducción, tal vez, que es lo más importante y básico. Como decíamos en el post anterior, no hay ninguna queja, de hecho más bien al revés: es muy divertida, los coches funcionan perfectamente e incluso sin ayudas los vehículos responden con celeridad a las órdenes del mando. Es lo de siempre como decíamos o, por mejor decir, igual de bueno que siempre, incluso un poco más.

Unas ‘muchas’ carreras después sigo optando por reservar la opinión sobre la inteligencia artificial de los rivales controlados por la máquina. Parece que, más que contrarios que te buscan y te ponen las cosas difíciles, son obstáculos móviles que molestan más o menos a la hora de remontar o de marcar los mejores tiempos. Percibo una mínima elevación en el nivel, quiero pensar que me cierran en algunas curvas pero sinceramente me parece algo más próximo a la sugestión y al deseo que a algo objetivo. Quiero hablar de ello cuando avance mucho más en el juego y me halle en las pruebas más complicadas pero a día de hoy, y ya van meses, la esperanza está un poco perdida: ya debería haberse percibido alguna mejoría. No me gusta que no exijan mucho a la hora de atacarte y que te den opción casi siempre a reengancharte a las carreras cuando vas rezagado. O, también, que haya veces en las que es tan exageradamente superior que por muy bien que lo hagas no haya manera de pillarlos.

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Aunque, eso sí lo he notado, me parece abrumador el hecho de que corriendo con un vehículo muy inferior en puntos de rendimiento a los propuestos se pueda ganar tan fácilmente. Recuerdo las bonificaciones por diferencia de rendimiento del GT5 y me parecía una buena idea porque añadía un reto al asunto. Aquí he llegado a ganar con notables diferencias en ese sentido y no es que este pato sea un virtuoso del volante precisamente. De hecho, encontré un presunto error, cuando hay carreras en cuyas pantallas de presentación te marcan un límite de PR y, sin embargo, en la previa de la carrera ese límite es inferior.

En la pista, por tanto, hay pocas diferencias. Me parece algo distinto el comportamiento de los vehículos sin el ABS. No es que yo posea una pericia inmaculada pero más o menos ya conocía el mecanismo en el GT5. Aquí tengo la sensación de que la cosa ha cambiado y todo parece más difícil. Más fácil y más difícil a la vez. Es más complicado bloquear las ruedas o eso me parece pero, cuando ocurre, la tarea de recuperar el control me parece titánica y rara vez he evitado el trompazo posterior. Es práctica y práctica, que depende del coche ya voy haciendo mis pinitos.

Fuera de la pista, el tema de los créditos fue crítico en las primeras semanas. Aunque la segunda gran actualización del juego recuperó las bonificaciones por iniciar sesión varios días consecutivos e incluso se subieron los premios de algunas carreras, las cantidades mantenían una línea bastante exigua, lo que provocaba que no pudiera acudirse al concesionario con la alegría de antaño. Con la perspectiva del tiempo, es cierto que a medida que se progresa también se gana mucho más dinero pero hasta las categorías superiores no hay recompensas muy jugosas. Hay que aprovechar el bonus de conexión y ganar; los eventos temporales ayudan a ello. Otra diferencia es que es relativamente raro que te entreguen un coche nuevo. Es lo que perdemos, seguramente, con la introducción de los microcréditos y más aún cuando ya no existe el concesionario de segunda mano.

Y más cuando una de las grandes novedades del título es la inclusión de los ‘Vision Cars‘, una categoría especial en la que las distintas marcas ofrecen coches conceptuales que pueden adquirirse para pilotar en el juego pero que, seguramente, anticipen características, cualidades y diseños que veremos en la calle dentro de unos años. El catálogo es para que se nos caiga la baba.

De lo que me saca de quicio es la dificultad que encuentro a veces para hallar una carrera online. Es un auténtico despropósito en mi experiencia. Quiero creer que mi conexión a Internet no es la mejor pero el vago consuelo (de tontos) no esconde que, para poder echar unas cuantas carreras de forma fluida tenga que estar vagabundeando el triple de tiempo por la lista de salas, demasiadas veces muy mentirosas sobre el momento real en el que se encuentra la carrera. En otras ocasiones, resulta que te desconectas del servidor sin motivo aparente, algo que no pasaba -tanto, al menos- con el GT5. Resulta frustrante estar 20 minutos buscando sala, entrar, que tarde la vida en cargar los circuitos (que esa es otra), y cuando por fin estás corriendo, acabar fuera a las pocas vueltas porque el servidor no funciona.

Pantalla tipo en la opción 'Carrera rápida'
Pantalla tipo en la opción ‘Carrera rápida’

De las novedades en este capítulo, no obstante, está el modo ‘comunidad’, que permite adherirse a clubes de intereses comunes (zonas, coches, competiciones, etc.) para organizar carreras de una forma más planificada.

Otra cosa que tampoco me ha gustado demasiado es lo escondidas que están las normas de cada prueba: no hubiera estado nada mal que, incluso antes que la hora de inicio supiéramos de un vistazo los PR máximos, las ruedas o el tipo de coche requerido y no únicamente en la tercera o cuarta pantalla dentro de la página de ajustes del evento. De hecho, sería ideal que apareciera en la misma página de inscritos, circuito, chat, etc. Por mucho que ayude el filtro del garaje estaría bien saber a qué atenernos, más si vamos con cierta prisa.

Otra cosa frustrante del juego es la ausencia del modo que te permite recorrer los circuitos libremente. Me explico, que ya sé que eso no es del todo así. Sé que se puede acceder a los mismos desde el garaje pero lo que no he encontrado es dónde ver los tiempos en cada trazado a la manera de la anterior versión. Echo de menos ese modo de juego o, al menos, la opción de tenerlo mucho más a mano. Tal como está plateado ahora mismo es verdad que resulta más sencillo cambiar de coche pero sin poder ver los tiempos se queda un poco cojo el tema porque lo divertido del asunto está en medirse. Esto lo echo mucho en falta.

Pantalla durante el reto del Rally de la Sierra, al más puro estilo arcade
Pantalla durante el reto del Rally de la Sierra, al más puro estilo arcade

Lo de los eventos especiales está muy bien. Lo cuento para que no parezca que todo es malo, porque vaya por delante que es un juego imprescindible. Los eventos especiales, decía. El Festival de Goodwood es una idea estupenda y lo del paseo espacial, aunque no deja de ser una excentricidad, al menos te saca la sonrisa y no molesta aunque no tenga mucho que ver con el tema. El reto Red Bull está bien aunque me dé una rabia insana controlar tan mal ese monstruo; el Rally de la Sierra aporta una buena idea, la de hacer el juego más arcade en plan ‘Out Run‘ o ‘Need for Speed‘ pero aunque hayan querido marcarse el tanto con un circuito de 27 km. -más largo que Nürburging– se me hace bastante monótono. Y dejaba para el final el tributo a Ayrton Senna, irreprochable, bonito y estimulante. A lo largo de este año, además del trazado serrano, también se sumó a la pista el Red Bull Ring austriaco, totalmente opuesto al español en todo, bajo mi punto de vista: corto pero muy divertido.

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