Albinos en Tanzania: el estigma en la piel

Una mirada optimista al drama es posible. Ana Palacios, fotógrafa, periodista y viajera, presenta hasta el 5 de diciembre en la sala Espacio Foto de MadridAlbinos en Tanzania’, una colección de momentos captados en el Kabanga Center del país africano, una suerte de refugio para los albinos del país en los que pueden paliar los problemas asociados a su dolencia y la discriminación que sufren en su piel, literalmente hablando. Palacios enfoca a estas personas con la óptica de la sonrisa, del juego y de la inocencia; es decir, con la normalidad de la que carecen; con la normalidad a la que aspiran.

Pero el sol es el mayor enemigo, incide la fotógrafa. Es, asegura, un rival más poderoso incluso que los sicarios de la superstición, a cuyas manos han muerto de la forma más cruel muchos niños -y no tan niños- con el mismo problema. Y es que la abrasadora luz del país africano causa estragos en la piel debilitada sobre la que se anuncian, con funesta precisión, enfermedades futuras, siempre puntuales. Pero el aspecto sanitario no esconde el drama ‘evitable’, el de la persecución sin tregua a la que se ven sometidos estos enfermos.

ana-palacios-albinos-07

Y contemplar las imágenes de niñas saltando a la comba, de baños, de disfraces o de miradas curiosas, solo remiten a una pregunta tan sencilla como un «¿por qué?». Desde las poltronas occidentales resulta increíble que, de no existir una concienciación en la sociedad y de no haber centros como el Kabanga, el porvenir de esta gente no sea otro que la resignada asunción de su doble condena a muerte. El estigma es el delito.

No obstante, en un continente en el que las supercherías aún se mantienen en plena vigencia, especialmente en pequeñas poblaciones, los albinos son considerados poco menos que endemoniados con atribuciones diabólicas y poderes mágicos que deben ser exterminados. Asesinados, amenazados y marginados, incluso muchos de ellos son repudiados por sus propias familias. Pero ni aun tras la muerte hallan la paz. Tal es la obsesión de las supersticiones que incluso existe un cruel mercado de partes de cuerpos de albinos como materia prima para la brujería de magos y hechiceros que, por muy alejados del siglo XXI que conocemos, mantienen una considerable autoridad en el África profunda.

Por tanto este trabajo es fotografía, sí, pero también es denuncia y concienciación. Se trata de un mensaje para los de aquí y para los de allí. Para esta Europa, es una súplica de ayuda para acabar con estas tropelías; para los oriundos, la demostración de que el color de la piel, también con enfermedades de por medio, no es menoscabo para que el ser humano sea precisamente eso: un ser humano, con capacidad para reír, llorar y emocionarse tengan o no dolencias.

Formalmente, las 13 imágenes que se muestran en Espacio Foto ofrecen a los personajes en primeros planos, protagonistas absolutos de las tomas. Los retratos congelan con una intensa profusión de colores situaciones cotidianas y juegos en el entorno cerrado de una prisión en la que los inocentes, paradójicamente, son los que están dentro. Porque fuera acecha un enemigo, si nos permiten, más cruel con ellos que los asesinos y, acaso, que el mismo sol.


Artículo publicado originalmente en ARNdigital

Deja un comentario