Cuando es tarde para prevenir…

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Hemos vencido al ébola, a la gripe aviar, a la peste, al sida. Fueron tantos los viajes, los riesgos y los quebraderos de cabeza que convertimos el mundo en un tablero y jugamos a ser dioses, como si dispusiéramos de  una baraja de cartas con las que todo esto fuera sencillo. Nosotros, vencimos. Y es por eso que, aunque tú no lo sepas, el mundo, tal y como lo conocemos, sigue girando.

Atlanta: Origen de la operación limpieza
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Pandemic es una aventura, es emoción. Habremos visto cientos de veces un mapa del mundo sobre una mesa de juego pero no tantas si el fin no es ni conquistar territorios ni tener más influencia, sino vencer enfermedades. Una idea original y solidaria que casa perfectamente con la idea de juego cooperativo en el que uno, dos, tres, cuatro e incluso más -con las expansiones- pueden hacer frente común para contener la amenaza global que suponen dolencias mortales.

Sirvan estos días del ébola para entender el mecanismo del juego que, salvando las distancias, resulta similar. Sobre el tablero aparecen de antemano una serie de ciudades infectadas en mayor o menor grado con hasta cuatro enfermedades distintas. A medida que pasen los turnos, estos virus se extenderán en varias direcciones o incluso se intensificarán en las mismas urbes de acuerdo a unas cartas de epidemia que van ‘repartiendo’ virus de forma aleatoria. Nunca se sabe dónde puede aparecer una enfermedad o dónde producirse un brote de la misma. Incluso aquellos lugares que parecen a salvo pueden provocar un desastre planetario sin que apenas nos enteremos. La muerte silente, que se dice. Discreta. Ya, pero muerte, igual. «Mejor prevenir que curar», se dice. Pues bien: aquí ya no hay más opción que lo segundo.

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El objetivo de los jugadores es hallar las soluciones para los cuatro males y contener la expansión de estas dolencias, algo que no concede tregua en ningún momento. Aunque hay unas acciones comunes para todos, cada participante asume un rol que le proporciona unas características especiales. Esta es una de las claves del juego: en la medida en la que todos los jugadores se coordinen y pongan sus cualidades al servicio del grupo, será más sencillo (o menos difícil) superar el reto.

Hay dos turnos diferenciados: el del jugador y el de la enfermedad. El primero tiene la oportunidad de hacer cuatro cosas a elegir entre movimiento entre ciudades, tratar enfermedades, compartir conocimientos (oséase, cartas) y construir centros de investigación y descubrir un gran remedio para el gran mal. Casi todas las acciones requieren el uso de cartas que están en la mano de cada personaje. Al final del turno se repone esta mano. Y ahí empiezan los problemas…

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Primero porque, escondidas entre las cartas ‘útiles’, están las de ‘epidemia’, que en la práctica supone incrementar el ritmo de infecciones y repartir virus a diestro y siniestro. Y segundo, porque ahora le toca mover ficha (o cubito) a los males y eso supone que surjan más enfermedades en más ciudades. O cómo ir de mal en peor. O de Guatemala a Guatepeor. Ya se hacen una idea: acción-reacción-más reacción. Esa es la dinámica del juego. Además de tener que buscar las curas hay que controlar muy mucho qué ciudades tienen más cantidad de patógenos porque cada lugar admite únicamente tres cubitos. De recibir más, la enfermedad ‘se desborda’ y salpica a las más cercanas, lo que puede provocar una reacción en cadena sin fin que acelere sin remedio el final de la partida. Si no matas, mueres.

Y poco más. ‘Pandemic‘ es un juego sencillo, un entretenimiento ideal y diferente para el que no haya probado cooperativos que, como la gran mayoría, también permite moderar tanto el número de jugadores (hasta uno con varios roles juega bien) como la dificultad. Siempre hay que hacer lo mismo pero como quiera que la preparación es aleatoria nunca, nunca, nunca, habrá dos partidas iguales. Se puede decir que el juego, como los virus que lo protagonizan, muta para hacerse fuerte. Y así, cuando consigues vencer, sabes que la muerte sigue ahí, aguardando silenciosa, solo para que todo vuelva a empezar…

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