De lo malo, lo peor

Esta semana me he comprado una bici nueva. Me robaron la que tenía hace unos meses y por distintas vicisitudes no ha sido hasta ahora (rebajas, les recuerdo), cuando me he decidido a reemplazarla. He visitado unas cuantas tiendas físicas para ver algún modelo que se ajustara al presupuesto, los he apuntado en mi libretita y posteriormente, ya en casa, me he lanzado a Internet para ver si los precios estaban ajustados y si el material merecía la pena.

Así, he leído que mi bici nueva viene a ser un timo, con componentes malísimos y que por 100, 150 ó 200 euros más podría haber adquirido un modelo superior que casi casi hubiera pedaleado por mí. «Por un poco más, te llevas una que no tengas que mejorar en el futuro, ni que mantener, ni…», se lee en diversos foros. Bueno. Yo solo quería una bicicleta para hacer deporte y dar paseos. No voy a competir ni voy a batir ningún récord. Tampoco esperaba que hubiera que darle de comer ni que fuera a tunearla. Vamos, lo normal. Así que comprendan que, cuando uno tiene un presupuesto inicial -que siempre acaba subiendo algo- no quiere escuchar ni leer que por 100 euros más (un 30% más teniendo en cuenta mi idea previa) se lleva algo mejor. Obvio. Y con 500 más, mejor aún. Pero no. Entre las críticas, el precio y las sensaciones, no me llevo un producto malo, sino el peor de los que podía elegir.

El caso es que este proceso, creo, es algo ya tan común en toda compra que, en mi caso no sabía hasta qué punto lo tengo interiorizado. Es decir. Quiero algo, me informo, lo compro. El esquema es el de siempre e imagino que excepto en los caprichos, es algo común a todos. Pero hoy en día, el «me informo» implica no solo lo que te cuenta un vendedor (que en algunos casos, no este de la bici que era muy profesional) no saben de lo que hablan, sino un exhaustivo buceo por la Red para conocer al máximo lo que uno compra antes de adquirirlo. Sobre todo si es algo caro. Que en este caso para mí lo ha sido.

La cosa es que esto, que por sí es una ventaja, se acaba convirtiendo en un suplicio. Y vuelvo a lo de la bici. Quiero el modelo A. Busco información sobre el modelo A. Pero resulta que las opiniones que leo sobre el modelo A lo desacreditan. Te recomiendan un modelo B. Y como decía antes, «por un poco más», existe un modelo C que es mejor que cualquiera. OK, desechado el modelo A y el C, miro el B. Y ¿adivinan? tampoco merece la pena. ¿En qué quedamos, entonces?

Sea una bicicleta, un juego de mesa, unas zapatillas o un supermercado, el mecanismo es similar. Es raro, muy raro, hallar críticas positivas acerca de algo en Internet. Cuesta encontrar información objetiva, opiniones en las que de verdad se aprehendan las cosas buenas y las malas. O blanco, o negro. Suele ser así. Tendría que ser psicólogo o conocer a alguno para pedirle su opinión al respecto porque seguro que hay un motivo para que ensalcemos siempre lo negativo de las cosas.

Buscamos solidaridad, tal vez, que el que lea empatice y castigue con su indiferencia el producto que no nos ha gustado o nos decepcionó pero por cada voto positivo es normal hallar una negatividad desproporcionada. A veces se critica por criticar. Eso es un problema. No veo mal quejarse si tienes o conoces algo que no va bien. Pero echo mucho de menos a los que no opinan en positivo. Da la sensación de que todos los que tienen ese modelo están a disgusto cuando estoy convencido de que no es así. Sencillamente si algo va bien no corres a contarlo. Ahí está el problema, imagino, que los ‘felices’ no hablan. ¿Por qué no comparten lo bueno?

.

.

.

aunque sea un poquito

3 comentarios en “De lo malo, lo peor

  1. Mira, yo soy un apasionado de las bicis y desde hace unos 4 años tengo esta bicicleta: http://feltbicycles.com/Spain/2013/Allround/QX-Series-Men/QX70.aspx La he utilizado en rutas, en marchas ciclistas y dentro de un mes haré con ella un duatlón. Por precio me salía más o menos como la tuya y técnicamente está menos preparada para hacer las cosas que he hecho (y hago habitualmente). Se le saltan las marchas, traquetea, rechina, es inestable (por el ancho de rueda)… Pero qué sonrisas y alegrías me ha dado.
    Lo que te quiero decir es que no te desanimes, que de 400 € a 500€ la diferencia la tienes en la fuerza de tus piernas!
    Ánimo y disfrútala!!!! =P

    1. Muchas gracias por el comentario y enhorabuena por tu blog, que tiene muchas cosas interesantes. Tienes razón y a eso iba: a que no quiero gastarme más de lo que creo que voy a necesitar, que a veces parece que si no pillamos lo último no somos nada. Con un poco menos, me conformo y me divierto igual. Un saludo!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s