Pato cicerone

Esto es lo que vengo a ser estos días: un pato instructor
Esto es lo que vengo a ser estos días: un pato instructor

Monopoly, Risk o Parchís… si al hablar alguna vez de juegos de mesa alguno de estos nombres aparece en la conversación, sin duda te habrá surgido la duda de cómo explicar que eso con lo que ocupas tu ocio, eso que coleccionas y en lo que te gastas (buena) parte de tu sueldo y ahorros mes a mes, va más allá de esa ‘santísima Trinidad’. «Más frikis», «más complejos», «diferentes», «un paso más», «el siguiente nivel»… No, definitivamente resulta complicado explicar de primeras y en abstracto qué es y cómo es un juego de mesa actual.

Monopoly. Apuesta ideal... para aburrirse
Monopoly. Apuesta ideal… para aburrirse

Personalmente he tenido ese problema muchas veces y sencillamente, no sé cómo resolverlo. Lo primero, que sí, que son más evolucionados respecto a los mencionados. Más complejos también por norma general, aun reconociendo que el «como una y cuento veinte» no es un punto de partida muy elaborado. Hay juegos nuevos muy simples en sus mecánicas aunque se vistan de una manera más compleja. Creo que el primer escollo a salvar es el abismo que hay entre «lo de siempre» y «lo nuevo», que se basa precisamente en la resistencia a encarar nuevas mecánicas, a mirar nuevas fichas, nuevos temas o a aprender una manera diferente de valorar al ganador.

La ludoteca hoy en día ofrece tanta variedad, tantas mecánicas, componentes, etc., que generalizar conducirá a error. A veces, incluso el tema puede echar para atrás cuando de lo que se trata es de pura abstracción, de matemáticas y de estrategia. Un amigo, consciente de mi falta de pericia al definirlo, me pregunta que cuál sería mi juego favorito de entre todos los que tengo y cómo es. Mi mente se activa. Pienso en cuál es mi favorito pero claro, ningún padre puede decidir a qué hijo quiere más. ¿Twilight Struggle?¿Rallyman? Ni así. Así que pasamos a la acción y le damos la vuelta a la tortilla. Qué mejor explicación que sobre la misma mesa. En lo que llevamos de año -no más de 15 días- estoy teniendo una oportunidad con la que cualquier jugón soñaría: introducir en la afición a alguien que está verdaderamente interesado en el tema y hacerlo a base de partidas.

Así, le he ido enseñando un juego al día durante la pasada semana. Sencillos, en principio para dos jugadores y con una limitación principal: que no dure demasiado porque no disponemos de mucho. Me permití, además, usar juegos que hacía bastante -en algunos casos demasiado- que no tocaba. Los primeros cuatro juegos y sus sensaciones son las siguientes:

Aton: Este jueguito de ambientación egipcia gustó. En mi opinión es muy bueno aunque tal vez entre partida y partida haya que dejar unas semanas para no quemarlo demasiado. Se nos hizo corto y aunque es sencillo, pude ver como mi oponente ya empezaba a hacer conclusiones sobre estos juegos ‘diferentes’: hay que tener en cuenta más cosas y estar más atento. Ganó él, lo que me fastidió bastante pero para un novato el primer paso fue muy positivo.

Partidita al Aton (BGG)

Hive: Siempre que ‘presento’ este juego me da por preguntar antes a la otra persona si le gusta el ajedrez. Pienso en las similitudes que hay de forma automática aunque cualquiera que lo haya probado verá que el parecido se queda tanto en las distintas capacidades del ejército como en lo que hay que pensar el siguiente movimiento. Mi amigo pilló rápido el funcionamiento. Le gané fácilmente la primera partida pero en la segunda me cogió demasiado confiado y me la devolvió. A diferencia del anterior, este sí que prima el querer jugar la siguiente partida inmediatamente y eso permitirá que, seguramente, repitamos.

Battle Line: Advertía antes de lo pegados que están a veces los temas. Battle Line versa sobre batallas antiguas, con ilustraciones sobrias y puede que no demasiado llamativas. Si, como han hecho muchos jugones, cambian a Alejandro Magno por Homer Simpson o por extraterrestres, el juego gana en vistosidad pero el mecanismo se queda igual. Y el funcionamiento engancha: es sencillo y rápido. Pica y la partida se prepara en nada. Otro éxito para la causa.

Battle Line (BGG)

Carcassone: Este clásico de clásicos es divertido para un rato y el que se vaya montando a medida que se juega lo hace vistoso y fácil pero las estrategias acaban dependiendo tanto del azar y de que los otros jugadores no te las machaquen que puede resultar frustrante. «Vale, una segunda partida seguida sí pero no una tercera», comentaba este chico. Pues eso.

Le doy por aprobado el nivel 1. Esta semana habrá más aunque todavía no sé cuál será el siguiente paso. ¿Agrícola, The Island, Evo…? Eso sí, al ritmo que va este chaval, mejor que yo vaya entrenando, que una cosa es la suerte del novato y otra no ganar a nadie mayor de 11 años.

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