Rally a la de una…

Carlos Sainz

Aunque el Mundial de Rallys pasa actualmente de puntillas por los canales de televisión, hubo un tiempo en el que esta especialidad copaba las noticias deportivas y ofrecía tantas portadas como hoy en día la Fórmula Uno. El mérito es, principalmente, de Carlos Sainz, piloto madrileño que, sin ser el primero, sí ha sido el mejor español en la historia del campeonato. Aunque se le haya tildado de gafe, hay que recordar que ganó dos títulos (1990 y 1992), rozó alguno más y sobre todo, dejó para el recuerdo algunas de las imágenes más impactantes y que han pasado a la memoria colectiva con una fuerza indudable, como el «trata de arrancarlo…«, la increíble desintegración de aquella oveja neozelandesa, o el ‘sasar’ casi espurreado de su inolvidable copiloto Luis Moya

Uno recuerda cosas y se zambulle en la nostalgia hasta tal punto que corre el riesgo de seguir contando batallitas de abuelo, de las que pensaba que aún tardaría en contar. Así que dejo aquí el repaso, que no pretendía más que publicitar mi querencia por los rallys y contextualizar este texto, primero de la trilogía que trata sobre las (mis) maneras de recrear este mundo sin salir del salón. Elijan: PS3, juego de mesa o Scalextric. A día de hoy no tengo un coche de radio control. Se aceptan alternativas.

Me animo a escribir esta entrada gracias al juego de Play Station 3 ‘WRC3, que ha entrado en la cesta de patos como un regalo familiar hace unos días y que recupera para la afición el mejor sabor de los rallys, que no paladeaba desde la PS2. Adicto al ‘Gran Turismo 5 como soy, no me atreví a tantear otro título de coches (‘Need for Speed, The Run‘ vegeta en la estantería) pensando que difícilmente hallaría algo extraordinario más allá de GT5. Y lo que me he encontrado ha sido un juego muy divertido. Aunque ni mucho menos a la altura de calidad técnica y realismo que presenta el rey, lo va a complementar sin ningún problema.

Mi querencia por los rallys compensa el salto de calidad, porque WRC3 no es ni más ni menos que lo que pretende ser: un título especializado que ofrece la opción de jugar un campeonato de rallys con los coches, equipos y pilotos reales de la temporada en los mismos escenarios en los que se desarrolla el campeonato. GT5, más que rallys en sí, ofrece la ‘conducción sobre tierra o nieve’ (usa tu Lamborghini si quieres) y los retos especiales de Loeb, que no profundizan mucho más en la materia por mucho que puedan usarse modelos reales e incluso históricos.

Con el coche arrancado, la sensación de conducir es mejor en el GT5. Cualquiera que lo haya probado sabe que cada vehículo ofrece un rendimiento distinto y su transmisión al pavimento regala auténticas sensaciones de pilotaje. La posibilidad de cambiar a voluntad las configuraciones también lo hacen aún más real. Honestamente veo complicado que algún juego de conducción pueda equipararse a día de hoy en este apartado, sea de rallys como es el caso, de Fórmula Uno o de DTM, si los hubiera. Por eso no quiero enfrentarlos directamente. Sin embargo, en los kilómetros que llevo recorridos en el WRC3 no he conseguido quitarme de encima la sensación de estar llevando siempre el mismo vehículo, sea cual sea la categoría. Y eso no es agradable del todo ya que la sensación de velocidad está tan conseguida que, incluso cuando tienes el control, crees que no es así. Cuestión de echarle horas, imagino.

No piensen que el juego no merece la pena o  es malo. Al revés. Es verdad que no hay demasiados, pero es el mejor de rallys del momento. Es emocionante, tenso, difícil, variado. Muy bonito, aunque haya detalles a mejorar (esos charcos, por favor). Los coches están muy bien hechos y cuando uno mete la pata -la rueda, más bien-, los daños afectan de manera realista y las deformaciones son espectaculares (asignaturas pendientes del GT5, por ejemplo). Las indicaciones del copiloto suelen ser fiables y el ritmo es tan frenético que no será raro que apenas nos acordemos de respirar durante los tres, cuatro o cinco minutos de cada especial. Si además utilizan un volante, prepárense para acabar con agujetas. Solo la excusa de tomar aire justifica lo peor del juego que, como apuntan en varias reseñas en la Red sobre el juego, son los tiempos de carga de los tramos y los de subida de récords, injustificables a estas alturas.

Los modos de juego son tres. Del multijugador no puedo decirles mucho, al menos por el momento. Lo he probado poco aunque las sensaciones son buenas. Encontrar una partida es fácil, entrar en ella también y sorprendentemente, de una manera casi más fluida que en el juego offline. Tampoco hay nada que desentone en las carreras. La gran novedad es poder hacer un rally completo, es decir: tramo a tramo competimos con otros pilotos que se muestran en pantalla con coches fantasma pero con el objetivo final de hacer el mejor tiempo posible. El ‘WRC Experience‘ ofrece la posibilidad de completar un calendario de pruebas en las categorías disponibles o hacerse uno a medida, seleccionando las pruebas, los tramos, etc. El último modo es el ‘Road to Glory‘, una serie de retos que hay que ir desbloqueando para avanzar, ‘crecer’ como piloto y desbloquear nuevos coches y mejoras y personalizaciones para los mismos.

Las sensaciones, pues, son positivas. Ya digo que hacía tiempo que no tocaba un juego de rallys, al menos desde la PS2 y entre el poco tiempo que tengo y el GT5, lo he ido postergando. El reencuentro ha sido satisfactorio. No estoy muy impresionado por nada en realidad: los gráficos son correctos, los modos de juegos son los que tienen que estar. No es un juego de sobresaliente, pero da igual. Es divertido y ofrece un reto. Y yo quiero volver a ser campeón del mundo de rallys.

Championship Rally
Championship Rally

Hablaba de nostalgia antes y ya que estamos, me voy a permitir dos guiños a otros dos juegos que se funden con esos tiempos de los que hablaba. El primero es el ‘Championship Rally‘ de la NES de Nintendo. Hoy los gráficos casi dan risa pero lo cierto es que para la época me parece que estaban muy, muy bien. Ofrecía variedad de circuitos, personalización de neumáticos y coches con daños.

Power Drive
Power Drive

A ‘Power Drive‘ jugué en ordenador (comprado, que la piratería entonces…). Aun posterior que el CR, comparte una vista cenital (o casi). De este recuerdo la evolución como piloto, que te ofrecía ir progresando de modo que empezabas con un coche pequeño y acababas con un coche ganador. Pruebas de habilidad, duelos contra otro vehículo, taller de reparaciones, climatología, personalizaciones… otros tiempos, como comprueban en los vídeos, aunque si se dan cuenta, casi todo estaba inventado ya. De esas fuentes beben ahora títulos como este WRC3.

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