Wasabi! Resurrección ‘cuqui’ del juego más picante de 2008

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana… unos amigos me regalaron el Colonos de Catán. Ha pasado bastante más de una década desde entonces y creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que aquella lejana tarde fue la única ocasión en la que he jugado a ese clásico que, poco después, condujo sus pasos hacia otro hogar, Wallapop mediante. Pero a lo que iba es a un contexto en el que aquella caja se abrió no solo para aquel día sino para los años venideros, presa incombustible ya de esta afición que tuvo en aquella jornada uno de sus hitos fundacionales.

A partir de ahí, y con un breve paréntesis, la ludoteca empezó a engordar. Y en ese acopio que por aquel entonces aún era discreto, uno de los primeros que llegó fue Wasabi! Se trata de un título, por tanto, en el que cabe tanto lo buen juego que me parece que es como unos aspectos más intangibles que tienen que ver con la nostalgia, los paseos por la Barcelona lúdica recién descubierta y cosas así.

Pero lo cierto es que tras esa pátina sentimental el juego, diseñado por Josh Cappel y Adam Gertzbein, está realmente bien. Digamos, para empezar, que juega en la liga de introductorios. Con un puntito más, si se quiere, pero no mucho más que eso. El argumento es igualmente inocuo: ponernos en la piel de un chef y ejecutar con la máxima presteza y calidad un menú de restaurante japonés. Tómenlo como el que quizá fuera, tal vez, una de las más antiguas traslaciones del sushi a una mesa de juego.

El final en el juego puede darse de dos maneras: completar una decena de retos, es decir, diez recetas de distintos tamaños y dificultades; o ir a un conteo general de puntos cuando la mesa se llena por completo. La abstracción del  tema genera un desarrollo sobre un tablero que representa un mantel de bambú de un restaurante de este tipo, con la peculiaridad de que, según el número de jugadores, la cuadrícula que se dibuja es más o menos amplia. La idea que subyace tras esta malévola concepción es la de fomentar el pique y la pelea por cada uno de los espacios del juego.

La mecánica es ciertamente sencilla: los jugadores tendrán la opción de colocar sobre esa cuadrícula, una vez por turno, una de las tres fichas de ingrediente que tienen en su reserva personal. La meta es cuadrar todo de tal modo que hagamos coincidir lo que hay sobre el bambú con alguna de las recetas que tengamos como objetivo. Si lo consigue irá a por otra y así, hasta que complete las diez que pide el juego. Sucede que puedes colocar estos ingredientes en cualquier orden pero, si además lo haces en el mismo orden que propone la carta de receta (“con estilo”, en la terminología del juego), consigues unos cubitos de wasabi que, son literalmente, la salsa del juego y una fuente de puntos de victoria al final si se da el caso.

Para aderezar el asunto, cada vez que se completa una elaboración se puede robar una carta de acción. Estas son cruciales porque permiten manipular las reglas a favor de uno, colocar o recolocar ingredientes, bloquear casillas del tablero o cualquier otra manera de putear al rival.

Al margen de qué colocar y dónde, y usar las cartas con astucia, la otra gran decisión estratégica del juego es decidir a por qué recetas ir. Cada jugador posee una carpetita-menú donde puede colocar tres, a elegir de entre las que le quedan por completar de su abanico de retos, por lo que queda en la mano de uno si ir a por las fáciles primero, combinarlas con las más duras, tener una del máximo de ingredientes por si acaso siempre disponible, etc.

Y poco más, ciertamente. Desconozco profundamente si este juego tuvo una distribución muy extensa en su momento. Ha pasado más de una década desde entonces y hago memoria y creo que no lo he visto nombrado ni una vez en este tiempo en ningún lado; ni siquiera su foro en BGG tiene una actividad lo que se dice reciente: el último post data de hace cuatro años. Es, como se suele decir, un juego que se quedó congelado en la carbonita de un sólido 6 de los que hay tantos.

De hecho les contaré una anécdota al respecto. Hace unas semanas, y por enésima vez desde entonces, volví al lugar donde lo compré, Kaburi, una de las tiendas del legendario Triángulo Friki de Barcelona. Y mire usted que en todos estos años nunca crucé con la chica que atiende muchas más palabras que las típicas de cortesía en todo comercio. Pero hete aquí que, justo esta ocasión, nos pusimos a hablar y precisamente le nombré este Wasabi! que le compré precisamente a ella hace tanto. Y obviamente no se acordaba, ¡cómo sería eso posible viviendo entre juegos! Y ni siquiera sus componentes tan cuquis, con cuencos para almacenar los cubitos de sushi, le han salvado del olvido… hasta ahora.

Y es que escribo estas líneas cuando el cierre de su campaña de resurrección, vía crowdfunding, está aún tibio. Durante los primeros días de diciembre, la compañía canadiense KTBG (Kids Table Board Games) ha vuelto a poner en el escaparate el juego.

Y como suele suceder con los proyectos que ha apadrinado anteriormente (Fossilis, Creature Comforts, entre otros), volvemos a estar ante un producto muy bien hecho, muy vistoso, a un precio contenido (la edición Kickstarter estaba en los 41 euros aproximadamente) y que mejora todo lo que puede: se renueva el arte, el material de entonces se mantiene muy similar -era bastante óptimo ya-, unas reglas que pulen detalles algo toscos de ‘mi’ versión y aportan más “suavidad” en algunos aspectos y -se sobreentiende- una mayor accesibilidad para todos: “Menos punitivo”, se lee.

Además, se introducen algunas adiciones típicas del ecosistema KS en forma de nuevas cartas y recetas para darle mayor variedad, varias mini expansiones e incluso un modo solitario que, personalmente, me resultaba imposible de concebir dado el tipo de juego pero que oye, ahí está, y seguro que hasta funciona.

Personalmente, ni he entrado al kickstarter ni creo que, si llega en algún momento a nuestras tiendas, me haga con él. Y repito: no porque sea mal juego, más bien al revés. Simplemente mi momento para este juego pasó. Esa revisión de reglas que he leído, comparado con lo poco que recuerdo al releer las normas de mi caja, parece que mejoran el conjunto, por lo que si alguien necesita una recomendación, un ‘empujoncito’ o una luz sobre este resucitado (o “rejuvenecido”, como se dice en la campaña) Wasabi!, por mi parte le diría que adelante.

Deja un comentario