Gran Turismo 6, al fin. Han sido apenas 40 0 50 minutos la primera noche, otro tanto la segunda, entre la frustración de un parche de más de un giga que no acabó de instalarse sin hacer todo tipo de piruetas y la ansiedad de tener que volver a empezar de cero cuando apenas un día antes luchaba por la excelencia en el GT5. Esto es otra historia; igual pero diferente. Un cambio de matices, como un dialecto de un idioma que conoces pero cuyas interioridades no puedes comprender a primera vista. El caso es que la sensación es muy positiva de primeras, a falta de un mundo por explorar, porque lo esencial, los coches, la velocidad, el apurar al máximo en cada curva, sigue ofreciendo las sensaciones de siempre. ¿Eso es bueno?
De alguna manera, sí. Es muy sutil el cambio. Hablo de la simulación en sí. Aun con las primeras pruebas como novato, con un limitadísimo Honda Fit RS ’10 como coche estrella, la impresión es que siendo más de lo mismo la sensación de velocidad está bastante más lograda que en su hermano menor. El vehículo se muestra más ágil y el peso se nota donde debe: en las frenadas y en el balanceo al tomar las curvas pero no tanto a la hora de acelerar, lo que penalizaba adicionalmente la obviedad de estar al volante de un utilitario. La dirección también es más nerviosa, sin variar la configuración que tenía con el juego anterior. Puede que las diferencias sean casi imperceptibles pero están ahí, brillando para el que le haya echado horas al GT5.
Respecto a lo que pasa sobre el asfalto, la gran novedad del título son los nuevos circuitos. En esta primera tanda (que cundió mucho, ya lo ven), los patos probaron -de los estrenos- Brands Hatch, Willow Springs, Mount Panorama, y Ascari, los dos últimos en carreras en modo arcade (es decir, con un coche mucho más potente). Y claro, aquí va en gustos pero lo cierto es que el trazado australiano me tenía enamorado desde mucho antes de conducir por él y lo sigo estando porque, a pesar de besar todas y cada una de las protecciones, es sencillamente espectacular, estimulante, con unas curvas de vértigo, el peligro en cada rincón y unos cambios de rasante que quitan el hipo. Además, aquí se hizo de noche y ahí ya uno duda entre seguir al resto de coches o aprovechar las salidas de pista para quedarse embobado mirando ese cielo estrellado.
Pero quizá la sorpresa haya sido Willow Springs. A plena luz del sol, en un paraje desértico donde los pianos están comidos por el polvo… realmente me ha gustado mucho el circuito, que sobre el papel me parecía bastante anodino. Un poco al revés de Ascari, al que le tenía muchas ganas pero al que no le pillé el punto. Todo un reto. Matterhorn, que probé el segundo día, tampoco me gustó especialmente y a este sí que no le tengo mucha fe, me da pereza.
De nuevo, la pregunta. ¿Merece la pena un juego nuevo para meter nuevos circuitos que podían haber llegado vía DLC al GT5? Pues no lo tengo muy claro. El argumento del cambio (sutil, insisto) de las físicas parece más concluyente a la hora de jsutificarlo. Aunque como fan absoluto de la saga no tenía otra opción, hay que reconocer que es más de lo mismo: las mismas cosas, las mismas pruebas, las mismas licencias… realmente poco con lo que sorprenderse de verdad, más allá de minijuegos y eventos especiales.
Creo que la vocación de este nuevo Gran Turismo es cerrar el círculo en PS3 ofreciendo la versión más perfecta posible de sí misma hecha hasta ahora. Era difícil mejorar mucho lo ofrecido así que el margen se dedicaba a pulir detalles. Y aunque se agradece que haya más circuitos o que los menús parezcan mucho más limpios y sencillos, hay aspectos en los que todo el mundo coincide que deberían haber sido mejorados.

Del online no puedo hablar. Para mí es como si no existiera de momento porque hay que alcanzar un nivel mínimo para desbloquear la opción. No me parece mal del todo aunque tal vez podrían haber restringido las salas por licencias, así hasta los que llevamos horas con el juego podríamos jugar desde el principio, pero en fin.
Y lo que prefiero reservarme por el momento es la opinión sobre el gran caballo de batalla: la inteligencia artificial de los rivales. De primeras no he notado ninguna diferencia: es decir, que sigue igual (de mal). Con el Honda, en las carreras en clase novato, ha sido muy fácil; en arcade-intermedio no tanto, pero más por culpa mía al no conocer los circuitos nuevos que por lo que haya percibido del resto. Siguen yendo en tren, no te cierran y apenas se adelantan entre sí. Sí he notado que te buscan el hueco cuando los llevas detrás pero insisto, prefiero dedicarle más tiempo a estudiar el tema para opinar con mayor conocimiento. Lo que sí es muy evidente es que lo de reflejar los daños en los coches tras estrellarse ya es una ilusión rota en esta generación. Ni está ni, a estas alturas, se la espera. Y aún así, te amamos. El viaje acaba de empezar… 🙂
Un comentario en “GT6: Arrancando…”