Ellos se empeñaban en llamarlo ‘wrestling’ cuando, desde que éramos niños, solo tuvo un nombre: ‘Pressing Catch’. Pero se lo perdonábamos. Había muchos gritones en tertulias desatadas donde el rumor era noticia noche sí y noche también. Donde el chascarrillo, la chanza y la pulla de bancada a bancada se erigía en norma, para costalazo del manual del buen Periodismo. Era la versión deportiva de lo que tantos años se ha dado en la prensa rosa y que hoy es la prensa en sí misma. Mal de muchos, consuelo de tontos, pensábamos, sobre todo porque al margen del cotilleo, estábamos ante un oasis en la parrilla televisiva. Una nota de dignidad a aquella falsa promesa de la calidad en la caja tonta, TDT mediante.

Hoy es el primer día en el que Marca TV no emite. Solo ha durado tres años en antena. Uno pensaría que la anestesia futbolística venía de mucho más atrás, pero no. Tres años en los que el ‘ruido’ que uno busca al llegar a casa no era un griterío superficial sobre la vida de nadie, ni teletiendas, ni concursos, ni reposiciones de series antidiluvianas. Solo deporte, para bien o para mal. Deporte.

Fútbol, por encima de todo, memorables esos partidos históricos, casi imposibles de ver por otros medios. Boxeo, quizá la actividad que más he apreciado en este tiempo allí y gracias a la cual hemos podido estar al día de los mejores púgiles de la actualidad y de la historia. Baloncesto, motor… y claro: fútbol sala… aunque solo fuera por el fútbol sala, por lo que al fin una televisión se tomó en serio el fútbol sala… ¡qué pena!

Una pena por quedarnos sin ellos y por todos los buenos profesionales que ven sufren una vez más cómo, por culpa de esta situación económica, su trabajo no sirve para salvar el medio que les da de comer. El goteo de cierres es continuo. Dolorosas despedidas, dolorosas cartas de ajuste.