
El pasado domingo, el Museo del Ferrocarril de Madrid, situado en la antigua estación de Delicias, celebró su tradicional jornada de puertas abiertas. Durante toda la jornada se celebraron todo tipo de actividades en las instalaciones, lo que congregó a cientos de aficionados de todas las edades animados por el intenso programa y por el sol que brillaba en el cielo madrileño.
Si bien los niños disfrutaron de lo lindo subiéndose a las antiguas locomotoras del Museo o al mini-tren del jardín, fueron los ferroviarios de toda la vida los que más disfrutaron con los ‘caramelos’ especiales de la festividad, que consistieron en la llegada del ‘Tren Azul‘ desde Zaragoza o los viajes del convoy especial del Museo que se viste de ‘Tren de la Fresa‘ cada temporada, y que con su propulsor de vapor le da al día un toque añejo.
Este pato-corresponsal, ataviado con su cámara y situado desde el puente junto al Planetario, coincidió con un pequeño grupo de fotógrafos que disfrutaban a ojos vista de todo aunque, reconocían, «hasta el Tren Azul se ha contagiado de los retrasos de Renfe«. También censuraron que la composición entrara ‘de culo’ en Delicias, aunque qué les voy a contar: da gusto verse al lado de gente que disfruta de una afición tan sana. Ojalá supiera más de trenes.