Justified y el salvaje y moderno Oeste

Dentro de la imaginería de escenarios que conocemos a través de las series estadounidenses, Kentucky es uno de los hermanos pobres de las Américas. Y decir esto es casi recurrir a la literalidad: se trata de una de las zonas más deprimidas, con niveles más altos de desempleo del país, con rentas per cápita por debajo de la media y, en general, sin muchas expectativas de mejora. Es una tierra, eso sí, legendaria por su carácter agreste y su adhesión temprana a la Unión, elementos todos ellos que bien pueden construir a partir de este lugar esa alusión a la América profunda a la que remite.

Estas brevísimas notas contextuales son necesarias para entender el escenario en el que se enmarca Justified, una de la series más excelsas, salvajes e intensas de los últimos años. Aun ambientada en la época actual, Justified es lo más parecido a un western que pudiera darse en la vida real (imagino). Aun con sus excesos, la historia, aventuras y desventuras de Rylan Givens y Boyd Crowder (Timothy Olyphant y Walton Goggins), tanto monta monta tanto, trazan un recorrido televisivo memorable, de los que te enganchan en la retina unos personajes carismáticos a más no poder y a que, muy poco tiempo después de conocerlos, ya sospechamos que los echaríamos mucho de menos cuando cayera el telón.

Y a eso venimos aquí hoy, a levantar acta del visionado de Justified. La producción gira en torno a las andanzas del US Marshal Givens. Este es un cuerpo que, si no lo tienen en mente, hereda de los tiempos del salvaje oeste la función de perseguir fugitivos por todo el país. Puede que a día de hoy sea una agencia de las tantas que pululan por aquella extraña nación pero que, no obstante, mantiene un cierto prestigio y bastante poder -por lo visto- para hacer lo que les vaya viniendo en gana para cumplir sus objetivos. De escrúpulos, eso sí, la serie no es que vaya muy sobrada, ciertamente.

El caso es que en el capítulo de presentación ya conocemos a Raylan Givens resolviendo a las bravas un encuentro con un mafioso en Miami. Su ligereza a la hora de apretar el gatillo es otra de las continuas reminiscencias a los westerns pero que, en los tiempos en los que estamos, son indudablemente un motivo para que sus superiores le tengan bajo cuerda para evitar excesos innecesarios. Es entonces cuando Givens es destinado a Kentucky, un territorio conocido para él porque es precisamente donde ha nacido.

Y es que a lo largo de toda la serie la relación con su origen, el condado de Harlan, es casi un personaje más en sí mismo. Frente a otras series en las que el protagonista va a un sitio nuevo y la adaptación da para episodios y episodios de relleno, aquí no: aquí el Marshal ya llega a un lugar que controla y en el que todos se conocen sobradamente. Y que, por otra parte, no acaba de recibirle del todo como esperaba. Ese tejido de relaciones, de conocer al vecino, sus trapicheos, sus querencias o sus obsesiones funciona como un reloj de principio a fin de la serie y es clave para aportar esa capa de profundidad y de relativa credibilidad a los hechos que se narran.

Porque es el contexto, esa descripción que se hace a través de sus gentes, sus escenarios o sus silencios, el que nos hace pensar que verdaderamente allí todo lo que se narra es posible. Entre ellas, la relación entre Raylan y Boyd Crowder, su gran antagonista, el gran antihéroe de la obra. Sabemos que ambos crecieron juntos en Harlan y que se conocieron y trabajaron juntos en una de las minas de extracción de carbón de la zona. Pero aunque ambos provenían de familias, digamos, disfuncionales, los caminos de cada cual divergieron hasta el punto en el que se vuelven a cruzar de nuevo, con uno del lado de la ley y el otro buscando la manera de arrancar su emporio personal de criminalidad.

Ambos divergen de manera categórica en cuanto a la honestidad de sus labores pero ciertamente que son la horma del zapato del otro. Empezando por eso de querer ir más allá de su padre y ejerciendo, a sus peculiares modos, como hombres de principios. Lo que queda claro es que desde (casi) la primera escena hasta (sin casi) la última, todo se articula en torno a una especie de caza del gato al ratón que, por supuesto y pese al contexto, debe circunscribirse a mecanismos legales. Pero sí, desde el minuto uno Raylan quiere cargarse a su excompañero de trabajo. ¿Lo conseguirá? Ganas y oportunidades no le van a faltar.

Justified tiene seis temporadas. Mi opinión es que es una de las obras maestras del formato televisivo. Pero no tanto por adscribirse a un género policiaco al uso, que los Marshall desde luego no lo son, sino por lo gigante que resulta toda la puesta en escena. Mientras que los argumentos, las tramas y los episodios narran historias grandes y pequeñas que son más o menos coyunturales y que en ocasiones recurren a los giros y trucos para mantener el interés, lo que verdaderamente traspasa la pantalla es toda esa dialéctica no literalmente expresada que se percibe en los gestos, en los acentos, en la ironía y en la testosterona que rebosa en cada frase.

Da igual que sea un Marshal que un capo del hampa: aquí hasta los niños o el más anónimo de los paletos que pululan por ahí tienen ese cariz agresivo de pura supervivencia, ese o comes o eres comido en el que la vida vale poco o nada. Y que, por otra parte, transmiten una conexión con el espectador inmediata. Eso es lo meritorio del asunto.

Uno de los tópicos más recurrentes al valorar una serie es aquel del ‘reparto coral’ en base a la credibilidad de todo el elenco. Eso aquí realmente se va a cumplir a rajatabla también. Por supuesto que todo se sustenta en la relación entre los dos protagonistas. Pero a su alrededor van a circular tipos que, con razón, podrían convertirse en los favoritos de cualquiera e incluso, si comercialmente esto fuera como Juego de Tronos, dar para uno y mil espinofs. Innecesario pero sirva al menos para reconocer a personajes muy trabajados como el resto de los marshals, Ava (que menudo papelón el suyo), Winona, todos los femeninos en general; o, por significar otros dos verdaderamente memorables, Arlo Givens -padre de Rylan- y el superviviente por excelencia que toda serie como esta debe tener: Wynn Duffy, interpretado por Jere Burns.

La serie se emitió desde 2010 a 2015, si bien en 2023 se alumbró una secuela, Justified: Ciudad Salvaje. Con un Timothy Oliphant que ya pinta en canas al personaje de su vida, la acción le lleva a Detroit, al parecer, para ir en busca de un capo de la mafia local. Ya en la serie original hubo malotes que venían de esta ciudad pero ahora parece que se meterá definitivamente en la boca del lobo. Me van a disculpar que no vaya más allá al hablar de ella pero es que no la he visto, no tengo esa plataforma donde la ponen. Solo leo a través de otras reseñas que Rylan es casi lo único que conecta ambas tramas y que la historia se basa, como en la original, en un relato de Elmore Leonard (Nueva Orleans, 1925 – Detroit, 2013), un escritor nacido en Detroit especializado en novela policiaca.

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